lunes, 9 de febrero de 2015

CARGA EMOCIONAL

En una conferencia nuestro maestro Anant nos decía que las circunstancias y las situaciones existen siempre, no se pueden evitar, pero si se puede obviar la carga emocional. Últimamente recordamos cuales son los principios básicos de la Escuela de la Trascendencia: Principio de observación; Saber que hay pensamientos; Saber pensar y Saber no pensar. En este último tiempo a raíz de todas las situaciones y circunstancias que me tocaron vivir, (de mucha felicidad por la visita de mi hijo y de mi sobrina, de mucho dolor, por la muerte de mi hermano mayor, agravada por la forma de despedir sus restos al buscar sus cenizas que llegaban en una encomienda, hasta pasar por la violencia que significa un intento de robo)  pude experimentar como se puede obviar la carga emocional y no se trató de reprimir la risa o el llanto, la bronca o la impotencia, fue simplemente experimentar el darme cuenta como a través de la atención en la respiración, que me lleva a la observación de que hay pensamientos y que por más mínimos que parezcan, buenos o malos, pueden generar grandes emociones. Hace mucho tiempo aprendimos que cuando la emoción se junta con el pensamiento, no es buena combinación. Hay que dejar que la emoción sea emoción y el pensamiento sea pensamiento. Para lograr todo esto hay una síntesis de todo lo que encierra este gran trabajo que significa ver el pensamiento, ego y Mundo de Maya: SOLTAR. Lo primero que aprendí a soltar escuchando las conferencias, repitiendo mantras y haciendo mis prácticas, fue  la gran carga que representaba mi trabajo (mi mente seguía buscando soluciones a los problemas de mis clientes) comencé a soltar esa carga innecesaria, una vez que cierro la puerta de mi oficina. Sigo trabajando en el soltarme a mí misma, y cuando digo a misma, me refiero a mi EGO principal protagonista de mi Mundo de Maya. Para esto repito y escucho muchos mantras porque la magia y el encanto del mantra hacen que no divague tanto, por eso cuando cierro los ojos para dormir, puedo lograrlo, aun después de una situación violenta o después de ver partir nuevamente a mi hijo, que quien sabe si volveré a ver de nuevo.

Neri Priotti (alumna de la Escuela de la Trascendencia)