En una conferencia
nuestro maestro Anant nos decía que las circunstancias y las situaciones
existen siempre, no se pueden evitar, pero si se puede obviar la carga
emocional. Últimamente recordamos cuales son los principios básicos de la
Escuela de la Trascendencia: Principio de observación; Saber que hay
pensamientos; Saber pensar y Saber no pensar. En este último tiempo a raíz de
todas las situaciones y circunstancias que me tocaron vivir, (de mucha
felicidad por la visita de mi hijo y de mi sobrina, de mucho dolor, por la
muerte de mi hermano mayor, agravada por la forma de despedir sus restos al
buscar sus cenizas que llegaban en una encomienda, hasta pasar por la violencia
que significa un intento de robo) pude
experimentar como se puede obviar la carga emocional y no se trató de reprimir
la risa o el llanto, la bronca o la impotencia, fue simplemente experimentar el
darme cuenta como a través de la atención en la respiración, que me lleva a la
observación de que hay pensamientos y que por más mínimos que parezcan, buenos
o malos, pueden generar grandes emociones. Hace mucho tiempo aprendimos que
cuando la emoción se junta con el pensamiento, no es buena combinación. Hay que
dejar que la emoción sea emoción y el pensamiento sea pensamiento. Para lograr todo
esto hay una síntesis de todo lo que encierra este gran trabajo que significa ver
el pensamiento, ego y Mundo de Maya: SOLTAR. Lo primero que aprendí a soltar
escuchando las conferencias, repitiendo mantras y haciendo mis prácticas, fue la gran carga que representaba mi trabajo (mi mente
seguía buscando soluciones a los problemas de mis clientes) comencé a soltar
esa carga innecesaria, una vez que cierro la puerta de mi oficina. Sigo trabajando
en el soltarme a mí misma, y cuando digo a misma, me refiero a mi EGO principal
protagonista de mi Mundo de Maya. Para esto repito y escucho muchos mantras
porque la magia y el encanto del mantra hacen que no divague tanto, por eso
cuando cierro los ojos para dormir, puedo lograrlo, aun después de una
situación violenta o después de ver partir nuevamente a mi hijo, que quien sabe
si volveré a ver de nuevo.
Neri Priotti (alumna
de la Escuela de la Trascendencia)